Todo tiene un inicio, todo empieza en algún momento, de algún modo, sea lo que sea. En nuestro caso empezamos un viaje. Un viaje largo, que nos llevará años. Un viaje que empieza cuando cruzamos la puerta del colegio por primera vez cargados de emoción, ganas e incertidumbre, aunque con 2 años puede que nos cueste un poco discernir el por qué de estos sentimientos. No es un viaje cualquiera. Este viaje es el Viaje de Nuestras Vidas. Cargado de sorpresas, emociones, aprendizajes, alegrías, tristezas y sobre todo, personas. Algunas personas van y vienen, nosotros y nosotras avanzamos, pero esos a los que llamamos profesores y profesoras se quedan y vienen otros. Sin embargo, otras muchas personas nos acompañan de principio a fin.
Y fin. Todo lo que tiene un inicio, tiene un final. En nuestro caso, cuando cruzamos la puerta por última vez sabiendo que una etapa de nuestra vida acaba y otra empieza. Nos asalta un sentimiento de alegría y orgullo por lo conseguido y de tristeza y nostalgia por lo vivido. Ahora sí que somos capaces de saber qué nos produce esos sentimientos.
Pasan los años y pasan los viajes, pero jamás olvidamos el Viaje de Nuestra Vida. Echamos la vista atrás y nos sale esa sonrisilla pensando en los amigos y amigas con las que reíamos y jugábamos, en los profesores y profesoras que nos echaban la bronca pero que sabíamos que nos querían, en los buenos momentos que nos hicieron disfrutar de lo lindo y en los malos que nos enseñaron más que los libros y cuadernos. Todos esos momentos, pero sobre todo, todas esas personas forman parte del equipaje del Viaje de Nuestras Vidas, de principio a fin.
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